Stories About Spain
Supporting Local Artisans in Spain
Dear Friends of La Tienda,
As you read this, my wife Ruth and I are getting ready for a trip to Andalucía in Southern Spain where we will visit friends whom we have made over the past years - many of them are families whose products we bring to your table. And they certainly are friends, not merely vendors. Whatever business we do with them is confirmed with nothing more than a handshake, often while enjoying a delightful meal.
Our family takes pleasure in introducing fine Spanish food to people all across North America, but we get our most satisfaction in supporting artisan producers who faithfully retain the tradition of excellence and pride in what they are making.
We enjoy visiting them at their place of work. In this era of faceless efficiency, they continue to make things in an artisan way. Artisan is a word that is often bandied about in advertising copy, but what I am referring to is the real thing: food made by individuals and often by hand. Through your purchases at La Tienda, we are able to help preserve the traditional production of fine foods.
We are looking forward to enjoying a glass of sherry and a plate of langostinos with Miguel and María Valdespino, and plan to drop by the Pedro Romero bodega where our manzanilla vinegar is prepared. Later, in Córdoba, we will visit with Mari Carmen and her son Sergio who prepare our specialty olives.
I particularly want to sit down with Lola. She and her friends work together to produce income in their tiny village, which was devastated when the only factory closed, and put their men out of work. They make homemade gazpacho, and two Córdoba classics: olive oil and almond soup, and salmorejo. You will see their creations on La Tienda later this spring.
We encourage many others as they preserve their traditional ways. Our friend Esther toasts and glazes her tempting almonds just as her grandmother taught her as a young girl. Carlos continues to make extraordinary Mallorquina cookies in the bakery his grandfather founded in 1929. He uses lots of fresh heavy cream – each one hand dipped in molten chocolate before packaging them to be on their way to your table.
José lives on the banks of the Rías de Arousa y Muros in Galicia, where men harvest cockles each day, just outside his home. Each day he and his son and daughter “cherry pick” the very finest sweet tasty berberechos harvested. After meticulously preparing them, members of José’s family place each tiny cockle in a tin to form a tiny spiral. When you open the tin in your home, you will see a work of art, not a commercial product. They have been doing this for generations.
Perhaps the most satisfying story of all, concerns the family of María Angeles and Juan Antonio and their daughter Paloma whom Ruth and I met in their farming village in La Mancha. Their family produces what a leading gourmet critic in Spain proclaims as “the most exquisite saffron in the world.”
Once a year in the fall, they go out at dawn with their neighbors to harvest crocus flowers, sort them and toast the stamens by holding a silk mesh screen over a fire. Theirs is a family tradition of many generations.
However, times began to change. A few years ago, sub-standard saffron was smuggled into Spain from Iran, and devastated the market for the precious saffron from La Mancha. The illegal saffron may be inferior in terms of the depth of color and pungency of flavor, but it is cheap and most of us in the supermarket would not know the difference until we started using it while preparing a meal, such as paella.
Many in the town of Minaya lost hope. Family after family ceased growing their crocuses. Out of necessity, some had to plow up their small fields for a more profitable crop, and their children moved to the city. The tradition was dying. It is a familiar story in the world of artisan food production.
Our family thought about what we could do to help – not only to guarantee the finest quality of saffron for your kitchen in America, but also to preserve a tradition that stretched back to Moorish times. Our decision was to consolidate all of our orders for premium saffron from La Mancha and place them with María and José.
Not only were they delighted that they could continue to make a livelihood the traditional way, but also the order was large enough that they convinced some of their neighbors to return to their roots and begin to grow crocuses again. In a small and unsung way, La Tienda made a difference.
The world is a better place when we care for one another, and honor each other’s labor. I think that many of you experience that satisfaction when you patronize your local farmer’s market. Not only is the product better, but also you know the person who grew it. We are extending this same philosophy, as best we can, to support our neighbors in Spain who with their hands keep the tradition alive.
Tu amigo,
Don
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Reflexiones en Español
Apoyando a los Artesanos Españoles
Queridos Amigos de La Tienda,
Mientras que Uds. leen esto, mi esposa Ruth y yo estamos preparando un viaje a Andalucía, al sur de España, donde visitaremos a varios amigos que hemos ido conociendo en estos últimos años- muchos de ellos son familias cuyos productos traemos a su mesa. Y ciertamente son amigos, no simples vendedores. Los negocios que hacemos con ellos se confirman con un apretón de manos, a menudo mientras disfrutamos de un delicioso almuerzo.
Nuestra familia se complace en presentarles comida española de calidad a personas de todos los rincones de Norte América pero nuestra mayor satisfacción es apoyar a los productores artesanos que conservan fielmente la tradición de la calidad y el orgullo en la elaboración.
Nos gusta visitarlos en su lugar de trabajo. En esta época de impersonal eficiencia, ellos continúan elaborando productos a la manera artesanal. Artesanal es una palabra que a menudo es usada de forma equívoca en los anuncios de copias o sucedáneos, pero a lo que yo me estoy refiriendo es el producto original: comida elaborada por unas pocas personas y a menudo a mano. Con su participación en La Tienda, conseguimos entre todos conservar la producción tradicional de comidas de calidad.
Estamos deseosos de disfrutar de un vaso de jerez y un plato de langostinos con Miguel y María Valdespino y pensamos pasarnos por la bodega de Pedro Romero donde se prepara nuestro vinagre de manzanilla. Más tarde, en Córdoba, visitaremos a Mari Carmen y su hijo Sergio que preparan nuestra especialidad en olivas.
Personalmente me apetece de forma especial sentarme con Lola. Lola trabaja junto con sus amigas para generar ingresos en su pueblo que quedó desolado cuando su única fábrica cerró y dejó sin empleo a sus hombres. Elaboran gazpacho casero y dos especialidades cordobesas: sopa de almendras con aceite de oliva y salmorejo. La Tienda contará con estas creaciones ya entrada la primavera.
Alentamos a muchos otros a mantener sus tradiciones: nuestra amiga Esther tuesta y glasea unas exquisitas almendras de la misma manera en que su abuela la enseñó cuando era pequeña. Carlos continúa elaborando excelentes mallorquinas en la panadería que su abuelo fundó en 1929. Usa mucha nata fresca- sumerge a mano cada galleta en chocolate fundido antes de empaquetarlas para ser enviadas hasta su mesa.
José vive en la ría baja de Arousa en Muros, Galicia, donde los hombres diariamente recogen berberechos delante de sus casas. Día a día José junto con su hijo y con su hija recolectan uno a uno los mejores y más sabrosos berberechos. Tras una meticulosa preparación, la familia coloca los berberechos en latas en forma de espiral uno a uno. Al abrir la conserva en su casa, verá que es una obra de arte, no un producto comercial. Llevan generaciones haciéndolo así.
Tal vez la historia que nos proporciona mayor satisfacción se refiera a la familia de María Ángeles y Juan Antonio y su hija Paloma a quienes Ruth y yo conocimos en su pueblo de labradores de La Mancha. Su familia produce lo que según un eminente crítico de la alta cocina en España es “el azafrán más exquisito del mundo”.
Una vez al año en otoño, salen al amanecer con sus vecinos a recolectar las flores del azafrán, las seleccionan y tuestan las ramitas sosteniendo una malla de seda sobre el fuego. La suya es una tradición familiar de muchas generaciones.
Sin embargo, los tiempos cambian. El azafrán de baja calidad se introdujo hace unos años ilegalmente en España proveniente de Irán, y éste asoló los mercados del precioso azafrán de La Mancha. El azafrán ilegal, aún cuando de calidad inferior en términos de color e intensidad de sabor, es barato- la mayoría de nosotros en el supermercado no lo diferenciaríamos hasta usarlo mientras preparamos una comida como la paella.
Muchos en el pueblo de Minaya perdieron las esperanzas. Una tras otra las familias fueron dejando de cultivar el azafrán. La necesidad hizo que algunos tuvieran que arrancarlo de sus campos para cultivar otros productos más rentables mientras que sus hijos emigraban a la ciudad. La tradición estaba desapareciendo. Es una historia muy conocida ya entre los artesanos productores de alimentos.
Nuestra familia pensó de qué manera podríamos ayudar- no sólo para garantizar la más alta calidad de azafrán para su cocina en América, sino también para conservar una tradición que se remonta a la época árabe. Decidimos consolidar todos nuestros pedidos de excepcional azafrán de La Mancha y hacérselos a María y José.
Ellos se mostraron encantados de poder continuar ganándose la vida a la manera tradicional, y asimismo, gracias al gran volumen de pedidos, pudieron convencer a algunos de sus vecinos para que volvieran a sus raíces y comenzaran a cultivar azafrán de nuevo. De esta manera sencilla y callada La Tienda influyó de forma beneficiosa.
La vida es mejor cuando nos preocupamos los unos por los otros y apreciamos la labor de los demás. Pienso que muchos de Uds. viven esa satisfacción cuando respaldan a su mercado local. No es únicamente que el producto sea de mejor calidad, sino que a su vez conocen a la persona que los cultivó. Nosotros extendemos esta misma filosofía, de la mejor manera que sabemos, para apoyar a nuestros vecinos en España que con sus manos mantienen viva la tradición.
Su amigo,
Don